Retrospectiva: M. Night Shyamalan – Parte 2: Sexto Sentido

La película que lo llevó a la cima.

CAPÍTULO 2: EL EXITO

Lean el primer capítulo: Los Inicios

Corría el año 1997. M. Night Shyamalan parte de Philadelphia acompañado de su esposa y su bebé. Su destino era Los Ángeles y su misión era tocar las distintas puertas de los estudios de Hollywood para ver si estaban interesados en uno de sus guiones.

Un guión que había escrito en 1995, a los 25 años, y que sin saberlo marcaría una bisagra en el cine antes de la llegada del nuevo milenio.

«Sexto Sentido» fue producida por la extinta Hollywood Pictures (propiedad de Disney), que logró comprar los derechos del guión, ganandole a las ofertas de colosos de la industria como Columbia Pictures, Dreamworks Pictures y New Line Cinema.

El principal motivo de este interés probablemente se debió a que dicho guión se sostiene con firmeza a lo largo de su duración y funciona mucho más allá de su final.

En principio «Sexto Sentido» cuenta con una gran desventaja: TODO el mundo conoce su final. Es decir que una de las etapas básicas de cualquier película (comienzo, nudo, desenlace) se ve empañada por una famosa frase («veo gente muerta») y un boca en boca monumental que hizo que hoy, 22 años después de su estreno, sea prácticamente imposible que alguien no conozca cómo termina.

El cine no es sólo cómo se ve a un film por lo que es hoy en día, también se trata de poner a las películas de años anteriores en contexto, sea por el tiempo en que se realizó y cómo queda hoy estéticamente como también el tratamiento de los temas que se abarquen en ellas.

Teniendo eso en cuenta, «Sexto Sentido» cumple no sólo en el primer visionado para entender cómo se llega a ese anunciado final sino, aun más importante, cumple en las posteriores revisiones porque al volverla a ver te das cuenta de que todo está armado para que se llegue a esa revelación. Hay mucho que ver en ella y cada vez que la veo yo, por lo menos, le encuentro algo distinto.

El revisionado, como mencioné, funciona en esta ocasión mucho más que la primera vez, que puede marcarse dentro de la casilla de «visión obligatoria». Entre todo lo que podemos notar se encuentra el cambio de perspectiva de personaje a mitad de la trama que es excelente. La dinámica de «doctor ayudando a paciente» y «paciente ayudando a doctor» es clave para el la psicología y el cambio de género del argumento.

Se suele atribuirle que es una película de terror y thriller psicológico no sólo por el elemento sobrenatural sino por la tensión que se genera en las escenas donde intervienen dichos fantasmas. La construcción de los climas puede dejarlo claro pero, en lo personal, me parece un excelente drama.

«Sexto Sentido» es una historia sobre el perdón y los asuntos sin resolver en la vida reflejado en los deseos de ayudar al otro del chico Cole Sears y el doctor Malcolm Crowe. No pasa mucho hasta que nos damos cuenta que su relación tiene algo especial (más allá del claro paralelismo con el personaje de Vincent, con una excelente pero breve actuación de Donnie Wahlberg) y de que la fría química que llevan es más que la desconfianza de un paciente con su doctor. Este secreto tácito alimenta la relación entre ellos dos y la nutre de un misterio que iremos resolviendo con los minutos.

Todo tiene un sentido y cada aspecto se ve cuidado.

¿No me creen? Veamos…

– La presencia del color rojo, por ejemplo, sólo sucede en escenas donde intervienen los espíritus de alguna u otra manera (la primera interracción entre Malcolm y Cole sucede en una iglesia con una puerta de color rojo, el picaporte de la puerta que Malcolm intenta abrir, el globo en la fiesta que lleva a Cole a subir las escaleras, etc) y actúa como la ventana de ese mundo dentro del nuestro.

– Fue filmada en orden cronológico. Para aquellos que no lo sepan, es muy raro que una película se filme de esa manera. Aunque no faltan ejemplos («American Graffitti» de George Lucas y «The Revenant» de Alejandro G. Iñárritu fueron también filmadas de esa manera) no es común que se haga, pero acá el desarrollo de los personajes y el cambio en sus respectivas maneras de ver su mundo se acentúa más y resultó una decisión más que acertada.

– Hasta se pueden analizar los nombres de los personajes: Cole Sear (que puede pronunciarse como SEE-ER, del verbo en inglés VER) y Malcolm Crowe (CROW es cuervo en inglés, un ave muy relacionada a la muerte).

– El cameo del director siempre tiene una utilidad argumental que funciona como nexo. En esta ocasión Shyamalan eligió personificar brevemente a un doctor porque es la vocación de sus padres y, dentro de la película en sí, trata de dar explicaciones sobre qué es lo que causan las marcas y rasguños que Cole sufre. Sus fundamentos son apuntar hacia su madre, simplificando la realidad del film y el porqué de sus lastimaduras, que curiosamente son revelados apenas minutos después de ese cameo.

Representó también todo un logro en materia actoral: Bruce Willis venía de actuar en películas como «El Quinto elemento» (1995) de Luc Besson, «El Chacal» (1997) y «Armaggeddon» (1998) de Michael Bay, lo que lo hacía más cercano a los héroes que encarnó durante la mayor parte de su carrera.

Sin embargo su papel fue escrito con él en mente y verlo hacer algo distinto a sus roles usuales es muy bueno porque, sin llorar ni gritar ni hacer excentricidades (como le gusta a la Academia y por lo que probablemente no se haya llevado el Oscar), logró transmitir la tristeza y la desesperanza de alguien que sólo quiere ayudar y su temple es clave para las escenas donde su situación actual se revela.

Párrafo aparte para Haley Joel Osment que logró componer una de las mejores actuaciones de un chico en pantalla. En todo momento sufrís por el miedo que transmite y el hecho de saber que todo el mundo lo toma por loco. Su papel transmite mucho más de lo que esconde y no fue casualidad que lograra su única nominación al Oscar con este rol, que terminaría siendo el más grande su carrera.

Luego de este film lo más importante que hizo fue «Inteligencia Artificial» (2001) y «Cadena de favores» (2000). Luego de eso lamentablemente su carrera empezó a mermar su relevancia y a día de hoy sigue actuando pero en papeles muy menores. Se destaca su pequeña participación en la primera temporada de la excelente serie «The Boys», por ejemplo.

Toni Colette se encontró con un papel que puede movilizar a cualquiera porque no se trata sólo de llorar en pantalla ni hacer el papel de madre incrédula ante la situación que le plantea su hijo, sino de transmitir la desesperanza con una confianza natural que estalla en su última escena, en el auto, con su hijo.

Los tres, en resumen, convergen sus labores en favor del argumento y lograron que todo tenga un por qué dentro de la trama para que después cada uno desmenuze sus escenas.

Por último debo destacar la soberbia música de James Newton Howard. Paradójicamente su trabajo es muy silencioso porque potencia la intensidad de cada escena sin que nos demos cuenta y contribuye al ambiente de tensión e intensidad que se manifiesta. Siempre potencia el contenido y no al revés.

El guión de «Sexto Sentido» alentó a distintos directores a que prestaran atención a los detalles y a la construcción de un argumento que desemboque en una idea firme. Esto puede verse en las conversaciones que los dos personajes principales tienen, que parecen en primera instancia parte de un simple ida y vuelta, pero oculta la pista sutil de que el trabajo del guionista es más que sólo llevar la trama de un punto A a un punto B.

Por ejemplo hay una conversación en la que se dice:

– «¿Cómo terminará esta historia?»
– «No lo sé»

La misión del director se cumplió ámpliamente porque al volver a verla este tipo de charlas tienen mucho más sentido.

El resultado de la unión de todos estos elementos recaló en un éxito enorme: Fue la segunda película más taquillera el año de su estreno, sólo detrás de un tanque como “Star Wars – Episodio I: La amenaza fantasma” recaudando $293 millones de dólares sólo en EE.UU y $672 millones mundialmente.

Algo que resulta más sorprendente si tenemos en cuenta que Star Wars a esa altura ya contaba con 3 películas previas. «Sexto Sentido» salió de la nada.

Fue nominada a seis Oscar: Mejor Película, Mejor director, mejor guión original, mejor actor de reparto y mejor actriz de reparto. No pudo llevarse ninguno.

Logró formar parte de selectas listas entre lo mejor del año y, lo que es más importante, sigue siendo recordada a día de hoy y se la puede seguir analizando escena por escena, sin importar que el impacto del final no sea el mismo.

Sobre esto hay algo que es innevitable que note y es que, por más maravilloso que este haya sido, condujo al público a que espere siempre finales sorprendentes en cada una de las películas de Shyamalan. Eso me parece un craso error porque priva a muchos de disfrutar lo bien que arma sus argumentos y la elaboración del subtexto que hay en cada película. Si siempre se espera una vuelta de tuerca ingeniosa es probable que el error sea más del espectador que del director en sí.

Tras su éxito en cines logró cosechar una enorme popularidad también en video, alcanzando una cifra de 80 millones de alquileres en VHS y dvd. De hecho, se convirtió en el dvd más vendido del año 2000 con 2,5 millones de unidades vendidas.

La repercusión de la película fue tal, que en el año 2000, Steven Spielberg contactó a Shyamalan porque lo tenía en mente para una cuarta entrega de Indiana Jones, que por supuesto no se realizaría hasta el 2008 con el mismo Spielberg dirigiendo. A eso le seguiría una oferta para dirigir “Harry Potter y la piedra filosofal”.

Proyecto del cual no pudo hacerse cargo porque su calendario de producción se cruzaba con los de su próxima película: “Unbreakable”.

Una película que terminaría siendo la prueba de que el director no tenía únicamente un sólo truco de magia bajo la manga.

Pero tendremos que esperar a la próxima para hablar de dicho truco.

Axel Pérez Coldeira

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