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Mucho se ha hablado acerca de la serie que se desarrolla en el universo de Batman, pero sin Batman. Y es que todos tenemos claro que cualquier cosa que se acerque al Caballero Oscuro tendrá éxito y, por ende, grandes dividendos. El caso es que habiéndose estrenado los primeros dos episodios de Pennyworth, le echamos un vistazo y les dejamos nuestras primeras impresiones.
Es una serie que explora la vida del mayordomo de Bruce Wayne en sus años de juventud. Esta transcurre tiempo antes del nacimiento del Hombre Murciélago, y está ambientada en la década del ’60 en Londres. Sigue los primeros pasos de Alfred (Jack Bannon) a sus 20 años, como un ex soldado del SAS, y el cómo creó una compañía de seguridad luego de separarse de las fuerzas armadas británicas. Al seguir sus aventuras conoce a Thomas Wayne, un multimillonario cuyo camino cruzará en más de una ocasión.
La serie tiene muchos puntos positivos. Para mi sorpresa es entretenida, maneja un humor inteligente y trata con dinamismo todo el tema de espionaje y, claro, deja con ganas de ver más. Además, tiene estupendos valores técnicos. Pero es mejor ir por partes. Esta trata sobre el mayordomo del superhéroe y, si hemos leído las viñetas, sabemos que Alfred es una persona extraña, con muchos matices y, sobre todo, con un sentido del humor muy inglés, sarcástico y a veces cínico. Esto está muy bien logrado en el programa, que plasma la personalidad del mayordomo a fin de que entendamos por qué Alfred es así. Por supuesto que su personalidad se irá asentando con cada episodio.
Otra cosa que con tino logra la serie es plasmar toda la atmósfera de los años ’60 de Inglaterra y la coyuntura política de aquel tiempo. Lo mismo que todo el mundo de espionaje y contra espionaje, al puro estilo de Janes Bond. Esto nos traslada a un universo de acción y aventura en el que nos confirman que aquel mayordomo, casi niñero de Batman, tuvo una vida muy interesante, y de ahí que pueda asistir en forma permanente al héroe. Debo decir que, para confirmar esto, no necesariamente se requería hacer una serie. Otro detalle relevante son sus valores técnicos, dado que se nota que le pusieron empeño. Un buen diseño de producción, una banda sonora estupenda y una fotografía en tonos sepia y amarillentos que obviamente nos traslada a la época.
Por muy simpática y entretenida que pueda ser Pennyworth, lo cierto es que resulta completamente innecesaria para narrar la mitología de Batman. Más allá de algunas referencias, y de mantener la personalidad del mayordomo -que podría ser la de cualquiera-, la serie no pretende ahondar o relacionar el mundo del enmascarado en su argumento. Con eso en cuenta, bien pudo llamarse «Juan Pérez» y sería exactamente igual. Para los fieles seguidores de DC, como quien escribe, podría significar un desperdicio de recursos, cuando hay otros personajes de esta editorial mucho más interesantes y merecedores de una serie que contribuya a ampliar el universo de los cómics en la pantalla chica.
En conclusión, debo decir que Pennyworth está muy lejos de ser una serie de superhéroes, y no está ligada directamente -más allá de algunas referencias- al universo del Hombre Murciélago. No es una precuela de la serie de Gotham y tampoco veremos a personajes de este universo. Así que, si la motivación para verla es Batman, es mejor descartarla de la lista. En su lugar, Pennyworth es una buena serie de espías, acción y aventura, con matices políticos y, por qué no, históricos. Ni hablar de lo entretenido que resulta el ver al futuro mayordomo siendo tan ácido como diestro en los avatares del contraespionaje y la conspiración. Se agradece la calidad del show, en ocasiones cinematográfica, y es uno de sus principales aspectos a valorar.
