Un repaso a la franquicia Men in Black

En ocasión del estreno de la nueva entrega.

Men in Black, Men in Black: International

Alienígenas, un par de elegantes agentes y, en el centro de todo, la ruda ciudad de Nueva York. Esos son los tres distintivos ingredientes que la rompedora Men In Black ofreció en 1997, catapultándose como un incuestionable éxito comercial y un punto de inflexión para la carrera de Will Smith. Pero el tiempo ha pasado y en él se interpusieron dos secuelas que no lograron la sencilla maestría de su primera entrega, con lo que tras años de espera llega Men in Black: International, una nueva entrada que se distancia de K y J para darle el relevo a Chris Hemsworth y Tessa Thompson, el imparable tándem que ya demostró su valía en Thor: Ragnarok.

Con ese motivo, y el de recordar a una de esas franquicias que se han ganado a pulso su lugar en la cultura popular, hemos preparado un repaso por la trilogía original de Men in Black.

Men In Black

Men in Black, Men in Black: International

Lo que para algunos es la cúspide de la carrera de Barry Sonnenfeld es, de maneras inesperadas, un modélico blockbuster que maneja con inteligencia y detalle cada uno de sus aspectos. Todo se manifiesta con claridad desde la ya icónica introducción que sigue a una veloz libélula, pese a que finalmente es arrasada por un camión de inmigrantes latinos. Y es que las intenciones son más que palpables desde sus primeros minutos, ya sea en ambición o en su sutil discurso que se esconde -literalmente- detrás de esos extraños seres del espacio. Con una comedia que siempre suele dar en el blanco, la película se apoya en su trío histriónico para hacer funcionar cada demostración de excentricidad, resaltando la estrafalaria actuación de un Vincent D’Onofrio, que utiliza cada movimiento y expresión para hacer a su Edgar the Bug el ser más desagradable e hilarante de ver.

Pero la película no sería lo que es sin Will Smith y Tommy Lee Jones, el primero como el novato agente J que se suma a la agencia tras un inesperado encuentro con un extraterrestre. El otro, por su parte, da el justo estoicismo al experimentado agente K, quien conoce todos los gajes del oficio y, pese a eso, añora disfrutar de una vida tranquila con su amor perdido. Al final, la película recaudó más de 560 millones de dólares y, como todo éxito hollywoodense, se pondría una secuela en marcha.

Men In Black II

Men in Black, Men in Black: International

Si alguna vez alguien llegó a creer en ese erróneo axioma de «las secuelas jamás son tan buenas», puede que la de los Hombres de Negro haya tenido algo que ver. La historia se sitúa unos cuantos años después del retiro de K, quien ahora vive tranquilamente con un simple trabajo de oficina; pero tras la llegada de la villana Sarleena, el agente J tendrá que ayudar a su viejo compañero a recuperar la memoria. Además de que su argumento parte de una pobre excusa para reunir a los personajes y replicar las estruendosas ganancias de su primera entrega -sin llegar a ofrecer jamás su frescura-, la película cae en el error de saturar su hora y media de referencias, bromas fallidas y situaciones inconexas que, cual monstruo de Frankenstein, la hacen un esperpento digno de ignorarse.

Cabe recalcar que el film fue la segunda producción de un Sonnenfeld post-Wild Wild West, el sonado fracaso que mezclaba comedia con western -en todo caso, lo peor de ambos géneros-. Es bien sabido que el cineasta no ha recuperado la chispa de sus primeros trabajos, pese a que sus episodios de A Series of Unfortunate Events para Netflix son más que un digno entretenimiento. Men In Black II dejó a la franquicia en un extenso descanso de una década, pero esta no habría dado todo de sí hasta inmiscuirse en las volátiles tramas de viajes en el tiempo.

Men In Black 3

Men in Black, Men in Black: International

«Vamos a reescribir la historia, ¿lo hacemos?». Boris -un genial Jemaine Clement– está libre, y su único objetivo es vengarse del agente K, quien lo encarceló hace más de 40 años. Sin embargo, su estrategia está más cercana a una suerte de Back to the Future que de cualquier comedia de ciencia ficción, pues tras asesinar al K del pasado -causando la destrucción del actual-, el buen J tendrá que viajar a los turbios ’60 para salvar a su entonces joven mentor, interpretado por Josh Brolin. Se podría decir que es la más ambiciosa en cuanto a alcance y, aunque implica cierta mejoría a comparación de su antecesora, sigue arrastrando ciertos problemas de la misma. La pequeña escala de los créditos en la primera ahora son un curioso escape de la prisión, y si bien plantean la cómica frialdad del antagonista, es la triste evidencia de que la franquicia perdió su rumbo en pos del espectáculo incontenible del blockbuster contemporáneo. Lo que tenía de ingenio y hasta sátira se ha remplazado por una aventura sencilla y, dentro de lo que cabe, funcional.

Curiosamente, es el tipo de película que es completamente cargada por sus actuaciones, ya sea ver a Brolin como una versión joven de Lee Jones, o a la incorporada Emma Thompson -quien también forma parte de International– como O, la nueva mujer al mando de la agencia. No se puede decir que sea una catastrófica entrada en la franquicia, pero sí que es bastante inofensiva e inclusive entretenida, aunque queda lejos del carisma de mejores viajes en el tiempo. De cara al futuro, ¿qué esperar de Men In Black: International? Lo pueden descubrir en la crítica de la amiga Julieta Cáreces, quien adelanta que es una película divertida en la que sus protagonistas se lucen.