Crítica de The Boss Baby / Un jefe en pañales

Se trata de una hilarante historia universal acerca de cómo la llegada de un nuevo bebé impacta en una familia, contada desde el punto de vista de un narrador encantador y poco creíble: un niño de 7 años altamente imaginativo llamado Tim.

La nueva entrega de Dreamorks es una fábula capitalista en clave animada. The Boss Baby retoma la misma técnica de su anterior producción, Storks, y vuelve a plantear su historia desde un ángulo similar: los bebés; casi como si fuera una secuela conceptual. A diferencia de su predecesora, este film dirigido por Tom McGrath (Madagascar, Megamind) entrega un relato más entretenido y simpático.

No sería nada novedoso denotar la manifestada ideología capitalista a la que nos somete Hollywood con sus producciones. En el hecho de entregarse completamente a sus historias y ser capaces de identificarse con ellas subyace el contexto de este sistema económico que, aún así, no se expresa en forma tan explícita. Entonces, que lo exteriorice de forma brutalmente alusiva una película animada, mayormente orientada a niños, de pronto se convierte en una tarea irónica por la cual es imposible no sonreír de lo absurda en que se transforma la situación. Un bebé empresario es el punto de partida para este desarrollo salvajemente financiero.

Absurda la situación, no así la película que no redunda con su humor como a priori sucede en este tipo de producciones que quieren hacer reír a toda costa. Y, por otro lado, crea secuencias que tienen la gran virtud de dar intensidad e informar sobre el conflicto. Otro punto fuerte y novedoso es la utilización de una diferente técnica de animación para representar la imaginación de Tim cuando se dispone a jugar, logrando renovar la visión del espectador y evitar la sobrecarga que puede producir el mantenerse viendo las mismas texturas y diseños en la pantalla; volviendo el relato más vertiginoso y llamativo a pesar de que sobren en ciertos momentos del conflicto.

Por razones naturales, es inevitable para el guión no caer en los lugares creados para disfrute del público infantil, que resultan necios e irrelevantes para el espectador adulto. Afortunadamente esta dificultad se ve compensada con cuantiosas referencias fílmicas susceptibles de robar sonrisas. Palabras aparte para el equipo técnico responsable de crear al personaje central de The Boss Baby, quien con sus expresiones y cinismo pasa a ser el gran protagonista.

No son muchos los casos en que se puede encontrar un film directamente dirigido al público infantil que también puedan disfrutar los adultos -producciones de estudios como Disney, Dreamworks, Sony, Fox– y Un Jefe en Pañales entra en ese rubro. Porque a pesar de ser aniñada y del disfrute de los más pequeños, el chiste del capitalismo brutal que inunda la historia simboliza ese punto ambiguo entre la risa y la incomodidad por reírse de ello.

estrella3

 

 

 

 

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