The Disaster Artist: primer póster

Oh, hi James Franco.

En las próximas horas, A24 dará a conocer el primer adelanto para The Disaster Artist, la película de James Franco (127 Hours, This is the End) centrada en la figura de Tommy Wiseau y en su proceso para llevar adelante The Room. Como aperitivo a tan esperado avance -se mostró un corte en progreso durante el Festival South by Southwest y recibió elogios unánimes de la crítica-, se reveló un afiche que muestra al protagonista en la piel del desastroso artista, mientras se leen dos de las frases más famosas de una película tan mala que se ha vuelto de culto.

Scott Neustadter y Michael H. Weber, la dupla de guionistas de (500) Days of Summer, The Spectacular Now y The Fault in Our Stars, se encargaron de firmar el guión de este film, a partir del libro The Disaster Artist: My Life Inside The Room, the Greatest Bad Movie Ever Made, escrito por Greg Sestero, co-guionista y uno de los principales actores de la película, junto al periodista Tom Bissell. El destacado elenco se completa con Dave Franco, Josh Hutcherson, Seth Rogen, Zac Efron, Alison Brie, Zoey Deutch, Lizzy Caplan, Bryan Cranston, Kristen Bell, Sharon Stone, Adam Scott, Christopher Mintz-Plasse, Jason Mantzoukas, Ari Graynor, Hannibal Burress, Kate Upton y Jacki Weaver, entre muchos más.

La idea era la de llevar adelante una comedia acerca de dos marginales que se embarcan en un viaje delirante para volver realidad sus sueños. La misma da cuenta del primer encuentro y comienzo de la amistad entre Greg Sestero y Tommy Wiseau, el actor, escritor y director detrás de la película de culto del 2003 -una que con frecuencia se denomina la Citizen Kane de las malas películas-, así como también su problemática realización y sus respectivas carreras después del inusitado éxito que consiguieron.

En caso de que no hayan visto The Room y no estén familiarizados con la obra de Wiseau, investigar sobre ello es apasionante. A lo largo del mundo se ha considerado que es una de las peores películas jamás realizadas y a su realizador una suerte de Ed Wood moderno, capaz de llevar adelante un proyecto terriblemente costoso -6 millones de dólares- pero que carece de sentido alguno. Como es lógico, se ha convertido en un clásico de culto, con una ferviente base de seguidores que se congregan a verla -tienen sus propios códigos para ciertas escenas, como lanzar cucharas de plástico a la pantalla- y con algunas teorías que despertó, como una genial parodia de Patton Oswalt que la vincula con el lavado de dinero. ¿Piensan verla?