Crítica de Alma Pura

Una recientemente rehabilitada artista plástica, vuelve a la casa de sus padres en las sierras y comienza a ver inexplicables sucesos que la hacen creer que todos sus allegados conspiran en su contra.

Alma Pura, Ingrid Grudke

Ante la cuarentena obligatoria, Cine.ar no afloja y continúa con los estrenos nacionales a través de su plataforma. Desde el viernes 17 hasta el jueves 23 se le suma al gran catálogo nacional Alma Pura, la nueva película de Roberto Salomone (Diez Menos); una elección que seguramente sea mejor saltearse.

Sofía es una famosa y talentosa artista que acaba de salir de rehabilitación. Con la idea de alejarse de la ciudad y los ruidos, decide volver al hogar de su infancia en medio de las sierras, dónde se reencuentra con los pocos habitantes del lugar. A pesar de la paz, comienza a sospechar y creer que todos conspiran en contra de ella. Como si fuera poco, también sufre de alucinaciones fantásticas que podrían no ser lo que parecen. La idea del filme es ser un drama con tintes de thriller -gracias a los múltiples secretos familiares y situaciones incomprensibles en un primer momento- pero no hay ningún elemento que la sostenga.

El error más grande se encuentra dentro de la trama, que de por sí se subdivide en diferentes fallas. La primera a resaltar es la falta de fuerza en la mayoría de las actuaciones, pero ninguna más plana e insensible que la de Ingrid Grudke; quien como actriz es una buena modelo. La falta de experiencias en cualquier tipo de películas que no sean de comedia se ven reflejadas en escenas aburridas y sin corazón. Es encomiable la intención de contratar actores locales de Córdoba para los roles secundarios, pero es una decisión que mayormente resta, ya que ningún personaje sirve de apoyo para concretar con emoción cualquier diálogo. Únicamente destacan con lo justo las correctas actuaciones de Malena Sánchez y Guillermo Pfening.

Alma Pura, Ingrid Grudke

A la lista de equivocaciones se le suma una trama tan poco interesante como predecible. Todos los misterios que se presentan no despiertan la curiosidad, y en las pocas ocasiones que lo hace, no amerita más que dos segundos de pensarlos -asumiendo el resultado más obvio y absurdo- para descubrir los secretos que funcionan como el elemento clave y sorpresa de la resolución.

Sin embargo, existen dos factores a rescatar: la dirección de fotografía y el diseño de las pinturas. Al ser el arte un punto vital en el personaje, las elecciones de colores para las escenas de alucinaciones, flashbacks y «misterios» impactan y resaltan en comparación con el resto de la película. El uso de colores fuertes es el único aspecto visual representativo de la embolante protagonista. De la misma forma, todas las obras artísticas -aunque pocas- son verdaderamente hermosas y se aprecia el estilo y los detalles ocultos en ellas.

Puede que tenga una ejecución visual por momentos atrapante, pero en su totalidad no hay nada que pueda salvarla. Mal liderada por una nada transparente Ingrid Grudke y con una historia tan poco interesante como pobremente ejecutada. Si les sobra el tiempo y buscan apreciar por dos segundos hermosas pinturas, tienen hasta el jueves 23 para hacerlo a través de Cine.ar. De lo contrario, sin miedo de perder valiosa hora y media de sus vidas pueden saltearse Alma Pura.

3 puntos

 

 

 

 

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