Crítica de The Conspirator / El Conspirador

El abogado Frederick Aiken accede a representar de mala gana a Mary Surratt, la única mujer acusada de co-conspiradora en el juicio por el asesinato de Lincoln. Cuando sus colegas, amigos y su verdadero amor comienzan a desertarlo, él tratará de engranar los eventos que llevaron al asesinato.

Desde que en 1957 Sidney Lumet entregó esa película perfecta y eterna que es 12 Angry Men, no se puede abordar un juicio de esos en los que se defiende lo indefendible sin sortear las comparaciones. The Conspirator, la última película de Robert Redford, no es la excepción. En ella se retrata la verdadera historia del asesinato de Abraham Lincoln y el juicio que se llevó contra los acusados, especialmente contra la madre de uno de los prófugos, juzgada por un tribunal militar carente de evidencias firmes. Con una intencionalidad educadora, se ofrece una lección sobre el respeto de los derechos civiles centrándose en un abogado con la titánica tarea de oponerse a un Gobierno que busca sanar las heridas de una Nación, fin para el que se justifica cualquier medio.

Redford es cultor de una narrativa clásica y así conduce su historia, un duelo de alegatos en el que en todo momento se conoce la suerte de los involucrados, aunque los esfuerzos estén dispuestos a retrasarla. Sin música épica o armas, pero con una lograda ambientación, se lleva adelante una notable batalla entre dos puntos de vista legales, dentro de las cuatro paredes de una sala. Allí reside el plato fuerte de la realización, capaz de señalar a los culpables y de hacer luchar entre sí a dos facciones del «bien», incapaces solo de ponerse de acuerdo en cuestiones como la dureza de la condena y los tiempos del proceso. Con varios personajes muy desdibujados, la pareja protagonista que componen James McAvoy y Robin Wright funciona, generando empatía con un espectador que sigue la parábola propuesta y pasa del rechazo inicial hacia la comprensión de la necesidad de un juicio justo ante todo. The Conspirator dista de ser un clásico como 12 Angry Men, al igual que a todas las películas que le han seguido le falta su simpleza, contundencia y su porción de grandeza actoral, pero es una muy buena propuesta que entiende a sus antecesoras y se inscribe en esa tradición.

 

 

 

 

[ratingwidget_toprated type=»pages» created_in=»all_time» direction=»ltr» max_items=»10″ min_votes=»1″ order=»DESC» order_by=»avgrate»]

Migue Fernández

Recent Posts

Premios del Festival de Cannes 2023: todos los ganadores

Está en marcha otro año de gran cine.

2 semanas ago

Control Zeta: una ambiciosa apuesta sci-fi con sello local

Cambia el pasado. Salva el futuro.

4 semanas ago

Crítica de Creed III: el antagonista al poder

Michael B. Jordan se sube a la silla del director en esta nueva secuela del…

3 meses ago

Ant-Man and the Wasp: Quantumania – No soy yo, sos vos

Una breve crítica de la nueva aventura de Scott Lang, para reflexionar el estado de…

4 meses ago

Crítica de The Whale

Brendan Fraser es la estrella de lo nuevo del director de Requiem for a Dream…

4 meses ago

Tár: pase Maestro, lo estábamos esperando

La película que impulsa a Cate Blanchett hacia su tercer Premio Óscar.

4 meses ago