Crítica de The Hustle / Maestras del Engaño

Penny es una estafadora australiana que busca a sus víctimas en bares: hombres superficiales que ven a la mujer como un objeto frágil e indefenso, pero su gran oportunidad llega cuando, en busca de nuevos horizontes, termina en el sur de Francia. The Hustle es la nueva comedia protagonizada por Rebel Wilson y Anne Hathaway que intenta ser moderna pero falla tanto como en ser original o genuinamente divertida.

Se trata de una remake de Dirty Rotten Scoundrels (1988), película protagonizada por Steve Martin y Michael Caine que, a su vez, era una reversión de Bedtime Story (1964), con Marlon Brando y David Niven a la cabeza. Esta nueva versión intenta deconstruir la historia original poniendo a dos mujeres como protagonistas y apuntando a que las víctimas sean hombres misóginos, pero el discurso se siente prefabricado y poco genuino. Falla en la premisa pero también en la comedia, desperdiciando a sus protagonistas.

Penny llega a Francia y se encuentra con competencia; Josephine Chesterfield (Hathaway) es otra estafadora pero que en lugar de ir por pequeños montos de dinero en bares locales, apunta a diamantes y seis cifras en casinos y su mansión junto al mar. Juntas formarán un equipo y empezarán una competencia para determinar quién se queda con el territorio. Wilson es una gran comediante pero aquí hace chistes salidos de los peores lugares comunes del género y Hathaway no parece sentirse cómoda en el rol, o por lo menos no lo demuestra.

La película entretiene por momentos pero ninguno de aquellos quedan ni logran sorprender realmente al espectador. Es una comedia para pasar el rato a la cual no se le puede pedir mucho. Se reirán, sí, pero se olvidarán de la trama apenas salgan de la sala.

 

 

 

 

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