Crítica de De acá a la China

En el año 1986, el padre de Facundo tenía un almacén de barrio en pleno corazón de Saavedra. A inicios de los ’90, con la llegada de los supermercados chinos, no pudo competir y tuvo que cerrar. 30 años después, Facundo viaja al otro extremo del planeta con el único objetivo de vengarse.

De Acá a la China, Federico Marcello

He aquí la otra cara de la comedia argentina que, junto a Callcenter, representan los aciertos y desaciertos del género en el país. De acá a la China, ópera prima del director, escritor y actor Federico Marcello, parte de una base estupenda, una que rebosa de momentos promisorios que finalmente inducen a una carcajada pequeña y corta para luego hundirse en la melancolía absoluta dentro de la historia.

Luego del boom de los supermercados chinos en el país en los albores de los años ’90, quienes ofrecían productos a menor precio que los trabajadores de barrio, el padre de Facundo (el mismo Marcello) debió cerrar las puertas ante tamaña competencia. Este hecho ha suscitado un desdén de parte del ahora crecido Facundo para los inmigrantes asiáticos, y la idea que lo ha carcomido durante toda su vida de cobrar venganza en las tierras orientales se ha convertido en determinación. Con la ayuda de un amigo en tierras extranjeras, él irá a China a abrir el primer supermercado argentino para equilibrar la balanza que llevó a la bancarrota a su adorado padre. Por supuesto, es más fácil decir que hacer y pronto el protagonista se verá con una situación que lo supera.

De Acá a la China, Federico Marcello

La gracia de De acá a la China radica en todos esos momentos que alguna vez enfrentamos frente a un comercio chino. El tema de fiar productos, el vuelto en forma de caramelitos, son todos detalles que Marcello borda con ironía con la apertura del negocio, que rebosa de productos argentinos como el dulce de leche y el clásico Fernet con Coca. El choque de culturas se nota desde el minuto inicial y la picardía hace que la sonrisa sea inevitable en la platea. Cumbia y referencias al idolatrado Diego Armando Maradona no escasean, pero sí falta un rumbo cuando la película se torna una comedia dramática.

Los problemas para Facundo no tardan en aparecer y, al poner en peligro su futuro en China, también entra en juego el desarraigo, el estar lejos de la familia y el no haber anticipado tales sentimientos al ir confeccionando poco a poco la mentada venganza contra los chinos. Es un punto de inflexión en la trama, que apunta hacia una profundidad dentro de la comedia que no se preveía al comienzo de la misma, pero que hace aguas ante la inhabilidad de Marcello de transmitir en forma fehaciente en pantalla lo que le sucede a su protagonista. Facundo reacciona a todo con la misma cara de sorpresa e incredulidad. Quizás el hombre orquesta hubiese relegado el protagonismo en un actor más consagrado o con más aptitudes interpretativas, porque todo el punto del film se arroja por la borda debido a la inhabilidad de congeniar con un personaje principal al que se le desconocen los sentimientos frente a la travesía que está llevando a cabo.

De acá a la China es agradable de ver y parte de un concepto hermoso e intrigante, pero se queda en buenas intenciones, a pesar de tener una excelente producción por detrás y haber filmado la aventura en tierras de Oriente.

5 puntos

 

 

 

 

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