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The Rental es la ópera prima del actor Dave Franco. En ella, para la cual también escribió el guion, sitúa al espectador frente a una película catalogada dentro del terror pero que, no obstante, funciona mucho mejor como una producción de suspenso con tintes de horror, sin llegar a ser este un elemento de radical importancia como se podría esperar.

Hablamos de un largometraje que cuenta con todos los componentes característicos del ADN de los géneros que abarca. La premisa es simple: Dos parejas se reúnen para disfrutar de un fin de semana en una aparentemente espléndida casa a orillas del mar, igual que el famoso tema «Home by the sea», de Genesis. Como es de esperar en esta clase de propuestas, disfrutar es lo que menos harán los protagonistas. Ahí es donde el director se planteará como principal objetivo entretener a su audiencia durante los 88 minutos de duración, valiéndose sobre todo de los recursos que brindan tanto el suspense como el misterio.

Desde el comienzo podemos notar ciertas escenas e influencias que pueden interpretarse como un homenaje a grandes nombres del género. La secuencia inicial de El Resplandor es el mejor ejemplo de ello, con una secuencia que sigue el automóvil que conducen los personajes, a través de las montañas y las carreteras, hasta llegar a destino. Toda esta introducción puede resultar, a grosso modo, muy familiar con la película de Stanley Kubrick. Los protagonistas arriban a la casa donde pasarán el fin de semana. Contamos con la presencia de un extraño sujeto, el encargado de la residencia, quien luego procederá a presentar los distintos ambientes de la misma y las diferentes comodidades con las que cuenta. Una serie de recursos que funcionan a modo de prólogo, para dar pie al eje central de la trama. El resultado obtenido es correcto y logra captar en una primera instancia al espectador.

La película se toma su tiempo para entrar en contexto. Cuando lo logra, la realidad es que el resultado no es muy convincente. Estamos ante un argumento que resulta descabellado, con un guion por momentos incoherente y situaciones que no tienen demasiado trasfondo más que surgir para simplemente hacer que la película pueda caminar, conduciendo así a la audiencia a través de las situaciones que se desarrollan. Lo que en principio se suponía iba a ser un grandioso fin de semana, acaba por convertirse en una tortura, con conflictos de pareja dignos de una telenovela, los cuales terminarán por ser los detonantes que establecerán el eje y punto de quiebre del film, allí cuando los protagonistas se enteran del hecho de que son observados y acosados continuamente por «alguien».

El ritmo es pausado, lento, quizás en demasía pero cuenta con buenos momentos de suspenso que logran cautivar. Con lo justo, mantiene la expectativa. En este aspecto, el film está bien construido y el resultado es más que acertado, hecho que se logra gracias a la combinación de una serie de factores. En primer lugar, una adecuada banda sonora que acompaña -por momentos parece fuera de contexto y remite a Blade Runner 2049, pero a fin de cuentas termina por cumplir el objetivo principal de construir la atmósfera de suspenso, tensión y terror-. Por otro lado, una muy buena elaboración en todo lo que es puesta en escena, con un buen montaje, buen uso de los planos y una fotografía que logra dotar a la película de toda esa esencia que caracteriza a las producciones del género: la soledad de las montañas y los bosques, la niebla, la oscuridad, todos elementos clásicos pero que se encuentran bien abordados y que en ningún momento desentonan.

El elenco es otro de los pilares fundamentales para que esta funcione. Si bien no vamos a encontrar ninguna interpretación descollante, los roles se encuentran correctamente encarnados por cada uno de los actores. De esta manera se obtiene que todo lo que ocurre en pantalla tenga credibilidad, y si a eso le sumamos el factor de que el eje argumental no gira en torno a sucesos paranormales, la propuesta final es aún más interesante.

Debemos aclarar, no obstante, que como se dijo con anterioridad la película se desarrolla a un ritmo tan pausado que en su clímax se ve casi forzada a concluir de manera abrupta, sintiéndose un tanto apresurada toda la situación, dejando lugar en el epílogo a más dudas que certezas y aún a más elementos que quedan sin respuesta. Deja la puerta abierta para una eventual secuela y la realidad es que, dado su «éxito» comercial alcanzado, es probable que la tenga.

El producto final que consigue brindar Dave Franco resulta en una adecuada propuesta de suspenso con tintes de terror. Cumple con su cometido y, a pesar de su ritmo lento, alcanza a generar el suficiente suspenso y halo de misterio como para que la audiencia siga hasta el final la historia que se cuenta. Intenta tocar de refilón algunos tópicos muy abordados en la actualidad, pero lo hace de manera que no cae pesado en el público. Aquellas personas allegadas al campo de los videojuegos quizás puedan encontrar algunas similitudes con la obra de terror narrativa Until Dawn.

 

 

 

 

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