La barrera asiática

Sobre Parasite y el cine coreano.

«Una vez superada la barrera de los subtítulos, descubrirán películas maravillosas», remarcó Bong Joon-ho el pasado domingo 5 de enero mientras sostenía el Globo de Oro que ganó por su película Parasite (Gisaengchung, 2019), el largometraje de origen extranjero que superó, entre otras, a Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar.

El director apuntó contra el público norteamericano, pero si bien de este lado se acostumbra a leer los subtítulos de las películas -están aquellos que prefieren el doblaje, aunque eso será discusión para otro momento- lo cierto es que hay cierta reticencia para con las películas coreanas. Probablemente el poco marketing que se genera con ellas, la ausencia de nombres rutilantes de actores y actrices o incluso de directores/as son puntos que juegan en contra a la hora de asistir al cine para ver una película asiática.

En este caso, el público argentino contará con una gran ventaja, ya que Parasite llegará al cine local en el ocaso del mes de enero y son sobrados los artículos que la recomiendan fervientemente e incluso la ubican dentro de toda lista de las mejores películas del año que pasó.

El film contrapone la vida de dos familias, por un lado una de clase baja y, por el otro, la de clase alta, y lo realiza sin medias tintas. Mientras unos intentan robar wifi de su vecino, viven en pequeños espacios malolientes, comen lo que pueden y cómo pueden; otros poseen autos de lujo, ambientes repletos de comida, amas de casa, choferes y profesores particulares. Esas últimas labores serán el gancho para que la familia con escasos recursos acceda a conectarse con los más ricos y, a partir de allí, se irán reproduciendo varios acontecimientos que harán pensar al espectador, que incluso se verá envuelto dentro de esta tragicomedia.

Ganadora de la Palma de Oro en Cannes, Parasite costó 11 millones de dólares y ha recaudado más de 130 a escala global. Incluso, durante sus primeras semanas de estreno superó en espectadores a tanques hollywoodenses como Aladdin y X-Men: Dark Phoenix.

Romper las barreras de los subtítulos es tarea para algunos, mientras que para otros lo es dejar de lado la cautela y animarse a disfrutar de un nuevo espacio de entretenimiento, que asegura igual o mayor calidad que lo que ya se conoce.

Bruno Pereyra

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